La agricultura de la región, ha sido puesta a prueba en la búsqueda de soluciones inteligentes a condiciones cada vez más adversas, en ese sentido los pequeños agricultores no están exentos de nuevos y mayores desafíos. Desde enfrentar la emergencia por la prolongada escasez hídrica por más de 13 años, hasta la falta de mano de obra para actividades agrícolas post- pandemia; llevan a este grupo de productores a buscar la manera más eficiente de hacer frente a las condiciones actuales de competencia e incluso subsistencia.
En nuestra región, la agricultura familiar campesina, no ha quedado al margen, y los esfuerzos se han orientado principalmente a la promoción de la actividad productiva incorporando nuevas tecnologías a través de instrumentos públicos, donde las instituciones del agro han proporcionado recursos para su desarrollo. Sin embargo estos aportes no son suficientes, a pesar de los avances en el reconocimiento de esta actividad agrícola, las familias dedicadas a la agricultura siguen viviendo grandes precariedades.
Mientras la pandemia nos deja muchos aprendizajes de como industrias completas han debido digitalizarse para poder seguir existiendo, la inmensa brecha digital imperante en sectores tan relevantes como el agroalimentario a diferencia de otros sectores económicos, solo demuestra lo lejos que estamos de la digitalización como una herramienta de competitividad para la agricultura familiar campesina.
Romper con esta realidad, es una preocupación de los agricultores, por ello iniciativas impulsadas por INIA, INDAP, CORFO y especialmente los GOBIERNOS REGIONALES de capacitar al mayor número de productores de la agricultura familiar campesina en herramientas de digitalización puede ser un paso importante pero no definitivo para reducir las brechas existentes.
Por tanto, si queremos dar un salto cualitativo hacia una agricultura 4.0, este solo se alcanzará si existe gran coordinación con entidades destinadas a la investigación, formación e implementación de tecnologías, sin ellas la tarea será más lenta y difícil. Es acá donde las Universidades Regionales están llamadas a ser las palancas de cambio que permitan alcanzar el éxito de las políticas públicas dirigidas a la agricultura familiar campesina, buscando reducir brechas digitales para las microempresas agrícolas que día a día concentran sus esfuerzos en producir alimentos para nuestras mesas.
Robinson Sáez Lazo
Director Proyecto FIC Digitalización AFC - CREA
Universidad Católica de la Santísima Concepción
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